domingo, noviembre 21, 2010

Los médicos y la Sábana...





La primera comunicación científica sobre la Sábana fue la de Yves Delage, médico, zoólogo, Profesor de Anatomía Comparada en la Sorbona, miembro de la Academia de Ciencias de París y acreditado agnóstico.

No había en aquella primera comunicación ninguna mención del ilustre sabio francés, porque sabio era el Prof. Delage, a algún hecho sobrenatural, muy por el contrario tras dos años de trabajo con Paul Vignon y René Colson, proponían una explicación "natural".

Delage no llegó a leerla, aunque se publicaría en varias revistas. Aquellos energúmenos "académicos" se levantaron vociferantes al escuchar el nombre de Jesús de Nazaret, personaje inexistente para aquel "progresío" disfrazado de ciencia.

No pudo sin embargo suceder una mejor cosa, porque aquel escándalo acrecentó el interés de su estudio por muchos otros científicos. Así se escribe la Historia.

Desde que la Sábana Santa "entró" en el estudio científico de mano del Profesor Delage en 1902, numerosísimos profesionales de la Medicina se han sentido atraídos por ella.

Como puede leerse en alguna ocasión la falsedad de que no existe una "comunidad científica" de expertos y cualificados en los aspectos médicos de la Sábana Santa, para demostrar lo contrario, el que SI existe, he confeccionado una relación de médicos ilustres, muchísimos de ellos catedráticos o profesores de Universidad, que avalan la concurrencia en el Hombre de la Sábana de aspectos médicos que no son reproducibles por vía del arte, que corresponden a la existencia real de un ser humano que ha tenido contacto con la Sábana, que ha dejado en ella las huellas de su sangre y que por una vía que escapa al conocimiento actual de la Ciencia, ha dejado impresa en ella la impronta de SU imagen.

Indico en muchos de ellos algún trabajo relevante para una mejor identificación por el lector.

-Accetta A. Nuclear Medicine and its relevance to the Shroud of Turin.

-Baima Bollone.P. The Shroud under the microscope: Forensic examination

-Ball DA. The crucifixion and death of man called Jesus.

-Barbet P. La Passion de Jésus-Christ selon le chirurgien.

-Belcet F, Filippa-Borrono-Bona, Manfredi, Mattio. Riflessioni del chirurgo sull ferita toracica.

-Bucklin R. An autopsy on the Man of the Shroud.

-Brillante C. La fibrinolisi nella genesi delle impronte sindoniche.

-Davis CT. The crucifixion of Jesus: the passion of Christ from a medical point of view.

-Delfín Villaláin J. Estudio de la rigidez cadavérica que presenta la Sábana de Turín.

-Canale M. Rilievi e considerazione sul DNA presente sulla Sindone.

-Caminals A. Estudio de la crucifixion según la Sábana Santa.

-Cappi M. La Sindone dalla A alla Z.

-Cinquemani N, Cicchetti S. Le dopple immagini sulle mani dell´Uomo della Sindone.

-Coppini L. Le lesione da punta ed il colpo di lancia visibili sulla Sindone. Rilievi di anatomia topografica e radiologica.

-Dellesite G. Cause fisiche della morte della Sindone: medicina e certezze.

-Domínguez J J. La Síndone. Estudio médico.

-Edwards WD. On the physical cause of death of Jesus.

-Fiori R. La lesioni da inchiodamento ai piedi dell´Uomo della Sindone.

-García Blazquez M. La búsqueda científica de Dios.

-Garza-Valdes L. Wood remnants in the blood of the occipital region of the Man on the Shroud of Turin.

-Gilly R. La Pasión de Jesús. Conclusiones de un médico.

-Giraud F. Le Saint Suaire, étude medicale et scientifique.

-Goldoni. Estudio hematológico sobre las muestras del Sudario tomadas en 1978.

-Guillaud Vallee O. Position en opposition du ponce chez l´homme du linceoul étude critique des travaux de Barbet.

-H. Ur Rerhman. Did Jesus Christ die of pulmonary embolism? a rebuttal.

-Hynek R W. Lo que revela el Sudario a un convertido.

-Huisman H. The Holy Shroud of Turin. Injury of the right eye.

-Judica Cordiglia G. L´Uomo della Sindone e il Gesu dei Vangeli?

-Larato G. L´ignominiosa flagellazione secondo la Síndone: rilievi di fisiopatologia clinica.

-LeBec A. The death of the cross: a physiological study of the passion of Our Lord Jesus Christ.

-Legrand A. Du Gibet du Golgotha a ceux de Dachau.

-Lavoie G. Forensic studies of the blood marks on the Shroud of Turin.

-Lévêque J. Le Saint Suaire revisité.

-Lorente J A. Examen forense al cuerpo de Jesús.

-Mérat P. The nailing of the feet on the Cross.

-Milanesio A. Le lesioni da inchiodamento agli arti dell´Uomo della Sindone.

-Novelli G. La Síndone un caso ancora aperto.

-Palacios Carvajal J. La Sábana Santa.Estudio de un cirujano.

-Puorrat O. The localization of the chest wound on the right side.

-Revidatti D. Anatomía de la Crucifixión. Las manos.

-Rodante S. Medico-necroscopic enquiry of wounds from the crowning with thorns on a medieval painting. Comparison with corresponding image on the Shroud.

-Rubén Darío Camargo R. Fisiopatología de la muerte de Jesucristo.

-Thibault Heimburger, Le Suaire et la Science.

-Signorini R. Alla ricerca della prova provata.

-Suárez Lledó Alemany J. Informe médico legal sobre el Sudario de Oviedo y la Síndone de Turín.

-Solas J. Blood stains on the Shroud.Distinctive characteristics. The problem of their transfer.

-Truman D. The crucifixión of Jesús. The passion of Chris from a medical point of view.

-Whanger A. Radiological aspects of the Shroud of Turin.

-Wilkinson J. The physical cause of the death of Christ.

- Barragán Jain, Caselli, Cameron, Clerq J M, De Vicentiis, Delgado Roig, Gambescia J, Igartus, Jewell H J, La Cava, Lagraña R, Liébana J, López Gómez L, Marchand, Michel W, Morano H, Novelli, Notowski, Pugeaut R, Sáez Rodriguez, Sava Anthony , Stroud Willian, Terraes A, Tarantini D, Valdés, Wasenar R, Willis D .

Representan tan sólo la "punta del iceberg", pues son un sinfín los médicos profesionalmente muy bien acreditados,entre los que me cuento, los que hemos reconocido en la figura del Hombre de la Sábana, cruelmente martirizado, todas las características propias de un ser humano que la Sábana envolvió, Jesús de Nazaret.

¿Son las marcas del sedile?









Aún en los "pequeños" detalles la Sábana es sorprendente y fascinante.

En Septiembre de 2008 Mario Latendresse llamaba la atención en un brevísimo pero muy interesante artículo, "Why would a forger be so precise? The four circle blood marks on the back of the man of the Shroud", http://www.sindonology.org/papers/bloodMarksButts.shtml , sobre las marcas de sangre y los cuatro círculos de suero de los que yo tomaba y mostraba las fotografías, enmarcando los círculos, en un reciente post , "La teoría del desmayo (3), y de las que un estimado lector se interesaba por su localización. La fotografía del artículo de Latendresse procedía de las tomadas por Barrie Schwortz (STURP) en 1978.

Muestro ahora su localización sobre la Sábana completa, enmarcándolas en un rectángulo, así también el cómo se presentan en las fotografías de Secondo Pía (1898), Giuseppe Enrie (1931), Barrie Schwortz (1978) y Giancarlo Durante (2002).

Muy diferentes de las marcas y heridas producto de la flagelación, las marcas a las que hacemos referencia se muestran como coágulos que se han "calcado" en la Sábana, la fibrina de esos coágulos se ha retraído "exprimiéndolos" y exudando el suero o plasma que se ha extendido por capilaridad en el tejido y alrededor de los coágulos formando esos nítidos y bien definidos círculos indicando que no había una dirección privilegiada, esto es, que el cuerpo estaba en posición horizontal, tumbado.

Mario Latendresse estima que las heridas son debidas a clavos o espinas colocadas en el madero con la malsana intención de agravar el sufrimiento del Crucificado, no soy de esa opinión y creo más probable que puedan estar relacionadas con la presencia de un sedile, pequeña pieza de madera sujeta sobre el madero vertical que a modo de pequeño asiento o bien entre las piernas podía facilitar apoyo al crucificado y hacer más efectivos los movimientos respiratorios prolongando el tormento. Las esquinas de un sedile que no cumpliera su función de apoyo por la falta de fuerzas en el crucificado para mantenerse sobre él creo que podrían justificar esas lesiones casi simétricas al "clavarse" sobre la piel....

Las manchas de sangre y halos de suero se disuelven sin dejar ningún residuo por la acción de las proteasas, y debajo de ellas no hay imagen ( las zonas de imagen no se afectan, no se "disuelven" por la acción de las proteasas), indicando que esas manchas se produjeron antes de que la imagen se formara y que impidieron la formación de imagen sobre el tejido que ellas "manchaban".

Si hasta ahora los intentos de reproducir la imagen han sido fracasos estrepitosos, cosa lógica desconociendo el mecanismo de formación de la imagen, la reproducción de las manchas de sangre sobre la imagen ni siquiera se ha intentado, porque están condenados sus intentos al mismo estrepitoso fracaso pese a que conozcamos bien en este caso los mecanismos de formación.


lunes, noviembre 08, 2010

La teoría del desmayo (4)






El corazón se halla situado en medio de la cavidad torácica, por detrás del esternón del que sobresale más a la izquierda a expensas del ventrículo izquierdo y algo menos a la derecha a expensas de la aurícula derecha.

A nivel del quinto espacio intercostal ambos lados del esternón, derecho e izquierdo, se constituyen en "puntos mortales" al ser penetrados por un arma blanca a poca que sea su penetración una vez traspasada la pared costal. Estos "puntos mortales", amén de otros, eran bien conocidos por los soldados mejor entrenados del mundo antiguo, los soldados de Roma.

Cuando el soldado traspasó con su lanza el costado de Jesús, su intención deja poco lugar para la duda.

No se elige el herir sobre un "punto mortal" para cerciorarse de si una muerte aparente es tan sólo un desmayo, se elige un "punto mortal" para garantizar o certificar la muerte.

Traté en un post muy anterior http://lasabanaylosescepticos.blogspot.com/2009_03_01_archive.html sobre el manejo por los soldados de Roma de las "pila", armas de utilización preferentemente arrojadiza en el campo de batalla pero también utilizada en el "cuerpo a cuerpo" al modo habitual de la lanza.

El pilum romano, singular de pila, era capaz de atravesar el escudo del adversario y aún herirle mortalmente.....De hecho nos ha llegado el relato de poder atravesar varios escudos galos y fijarlos entre si.

Quiero significar con ello el gran poder de penetración de esas armas gracias a su largo vástago de hierro y a la fuerza "habitual" que el soldado desplegaba en su utilización.

La herida del costado, su interpretación, debiera ser crucial en la teoría del desmayo y supervivencia de Jesús, pero es eludida por unos, tergiversada por otros, y como hecho común a "unos y otros" el ignorar sus terribles consecuencias.

Para justificar el "agua" brotando de la herida aludida por Juan, algunos no han dudado en referirla como líquido ascítico, procedente del peritoneo, e incluso orina, claro que para ello trasladan la herida del costado a la línea media abdominal. Pero ni es la línea media abdominal lo que Juan relata sino el costado, ni es la línea media abdominal lo que se muestra en la Sábana Santa, sino el costado en su quinto espacio intercostal derecho.

Hay que buscar pues esa "fuente" de agua en la pleura o en el pericardio.......y asumir sus consecuencias.

Veamos que sucedería en el "vivo" al recibir la lanzada:

-Al penetrar la punta de la lanza en el espacio intercostal derecho la hemorragia podría ser moderada, incluso pequeña de no interesar un vaso importante, perforaría la hoja parietal de la pleura que podría contener una cantidad importante de sangre mezclada con exudado pleural entre esa hoja parietal perforada y la hoja visceral, un hemotórax causado por la flagelación, que fluiría como tal mezcla al retirar la lanza.

La consecuencia de la perforación pleural sería un neumotórax que se denomina como abierto al ser la superficie de la herida igual o mayor que 2/3 del diámetro de la tráquea, circunstancia que se da en la herida del costado de la Sábana, con lo que tras una inmediata entrada del aire procedente del exterior que iguala la presión intratorácica con la presión atmosférica anulando el mecanismo respiratorio normal y colapsando el pulmón derecho que se reduce a un muñón inoperante, el aire continúa entrando con los movimientos respiratorios y va desviando el mediastino y comprimiendo el pulmón izquierdo.

Gravísima situación de compromiso vital al estar incidiendo sobre un ser ya gravemente deteriorado (estamos suponiendo que está vivo como pretenden los defensores de la teoría del desmayo, pero con un shock traumático que simula la muerte), situación que requiere un tratamiento INMEDIATO impensable e imposible en el crucificado, colocación de un mecanismo valvular que impida la entrada del aire por la herida en tanto si permita su salida a modo de válvula de escape unidireccional , descompresión del neumotórax y corrección quirúrgica......

Se pueden hacer interpretaciones "más sombrías", he dejado indemne la hoja visceral de la pleura para beneficio de "los del desmayo" y no he referido las repercusiones hemodinámicas concurrentes, pero no se me ocurren interpretaciones "más benignas".

- Si la lanza hubiera seguido penetrando, tras atravesar el pulmón alcanzaría la otra posible "fuente" de agua, el pericardio, membrana sero-fibrosa que envuelve y protege el corazón y el inicio de los grandes vasos y que de forma patológica puede albergar entre sus dos capas una muy abundante cantidad de líquido. Bastan y sobran como ya escribí 8-10 centímetros de penetración total e incluso menos si se tiene en cuenta el efecto "acordeón" para alcanzar el pericardio y la fina pared muscular del corazón en su aurícula derecha.

Un hidropericardio que diera lugar a un efluente visible ya habría provocado previamente la muerte por taponamiento cardiaco, y aún sin efluente visible añadiría una nuevas y graves complicaciones a las ya referidas en el apartado anterior. Ni que decir tiene que la perforación de la aurícula derecha es igual a muerte fulminante.

-Así que es "natural" el que los defensores de la teoría del desmayo prescindan de todos esos "nimios detalles".

Miguel Lorente no sólo elude el tema de la lanzada sino que añade como comenté en el post anterior, y a diferencia de otros autores, un cuadro de hipocalcemia severa aguda responsable de la rigidez muscular observable en la Sábana Santa sin importarle que el tal cuadro reflejado a ese nivel mataría "al más pintado", larigo-espasmo, bronco-espasmo y parada cardiaca, sin posibilidad de tratamiento alguno, calcio intravenoso, ni en esa época ni durante muchísimos siglos después.

Para mayor confusión de sus lectores este individuo manifiesta ser defensor de la autenticidad de la Sábana y pretende estar adherido a la hipótesis de Raymond Rogers para explicar la formación de la imagen, una reacción de Maillard.

Falso.

El fallecido Raymond Rogers, magnífico científico al que debemos mucho en el conocimiento de la Sábana, era duro en sus críticas, excesivamente duro con los propios "compañeros de viaje", sindonistas, en los debates internos.¿Cómo habría calificado la pretensión de Miguel Lorente de haberla conocido?.

1.-La hipótesis de Rogers sobre una reacción de Maillard NO SE REFIERE A LA FORMACIÓN DE LA IMAGEN, cosa que indicó y dejó bien claro el propio Rogers para evitar confusiones, SINO A LA GÉNESIS DEL COLOR.

2.- Esa reacción de Maillard se produciría según Rogers entre las aminas aromáticas que emiten prontamente los cadáveres, putrescina y cadaverina, y los polisacáridos que rodean las fibrillas del lino.

¡Son los MUERTOS y NO LOS VIVOS los que pueden emitir cadaverina y putrescina, Miguel Lorente!

[no comparto la hipótesis de Rogers sobre la génesis del color producto de una glucosilación ("amino-carbonyl reaction"), como otros muchos sindonistas, pero ello no afecta al comentario sobre Miguel Lorente que dice subscribirla tergiversando y falseando la propuesta de Rogers]


miércoles, octubre 20, 2010

La teoría del desmayo (3)







Con respecto a las marcas o manchas de sangre, observamos en los argumentos de Miguel Lorente:

1.- Una falta absoluta de coherencia en su interpretación de los datos conocidos.

2.- Elude el estudio de la sangre procedente de la herida del costado derecho, clave en el diagnóstico de "sangre pos-mortal".

3.- Miente de manera descarada cuando alude a la interpretación que hacen los expertos de esa herida "post-mortem" del costado derecho, la lanzada, pretendiendo hacer creer a los lectores que los expertos consideran a esa herida como recibida en vida.

Comienzo por el tercer punto porque es grave y clarifica la manera de argumentar de Miguel Lorente.

Participó en la última Conferencia Internacional sobre la Sábana de Turín celebrado en Columbus, Ohio, del 14 al 17 de agosto de 2008, en la que presentó su hipótesis del desmayo bajo el título “A Global Forensic Analysis of the Elements of the Shroud of Turin: Compatibility Between the Evidences of Vitality and Absence of Signs of Death on the Cloth”.

Al final de la Conferencia Internacional se elaboró un trabajo resumen respecto al tema que nos ocupa por Faccini, Carreira, Fanti, Palacios Carvajal y DelfínVillalaín* bajo el título:

"The Death of the Shroud Man: An Improved Review" ( La muerte del Hombre de la Sábana: una revisión mejorada), del que doy el link para que los lectores puedan verificar su contenido

http://ohioshroudconference.com/papers/p07.pdf

Este trabajo concluye con un Apéndice dedicado a la hipótesis de Miguel Lorente con la refutación de sus propuestas.

No obstante refutadas y para confusión de sus lectores, sobre este trabajo, "The Death of the Shroud Man: An Improved Review", escribe Manuel Lorente:

"Según el referido trabajo, las diferentes lesiones sufridas durante la pasión y crucifixión ocasionaron una serie de alteraciones fisiopatológicas que condujeron a la muerte, entre ellas destacan las ocasionadas por la lanzada en el hemitórax derecho, que originó un hemotórax derecho que agravó el cuadro de shock y condujo a la muerte". La mano del predicador, 2010, Santillana Ediciones Generales S.L, p.68

Lo que es absolutamente falso pues en todo momento mantiene el referido trabajo que la herida del costado se produjo cuando Jesús ya estaba muerto.

Veamos y con ello comento al tiempo el segundo punto, en el que Miguel Lorente elude el estudio de la sangre procedente de esa herida y producto de la lanzada.

La herida, que está situada en el quinto espacio intercostal derecho, tiene forma de óvalo alargado de unos 4´4 centímetros de largo y 1´5 centímetros de ancho, sus bordes o labios están abiertos como si el agente causante hubiera penetrado en profundidad** y no presentan signos de retracción vital como acontece en el vivo.

Esta herida ha producido una mancha de sangre y suero de 6 centímetros de ancho y 15 centímetros de largo por la cara frontal y se prolonga por el dorso o espalda en unos largos regueros horizontales que indican que el cuerpo estaba en posición horizontal cuando se produjo su derrame bien al transportarlo hacia el sepulcro o bien cuando se limpiaba y preparaba su cuerpo según los ritos funerarios.

[El cuerpo era lavado, en presencia de sangre sólo podía lavarse la derramada en vida en tanto que la derramada tras la muerte no podía lavarse; en el caso en que fuera dudosa de si la sangre era vital o era post-mortem, podía limpiarse en el volumen total de una pequeña y determinada medida].

En el individuo vivo no puede producirse esa separación distinguible, brotando de la herida, de sangre y "agua", suero realmente, que relata el evangelista; sólo en el individuo muerto podría producirse esa separación visualmente distinguible del suero desde la sangre acumulada y por sedimentación de la misma, si bien podría existir un añadido seroso procedente de su acúmulo en la pleura, en el pericardio e inclusive de ambos.

En la cara frontal o ventral de la imagen del Hombre de la Sábana se observa el volcado o derrame de sangre roja (coágulos con incluso anillos de retracción de la fibrina) y las manchas amarillas del suero, ambos son volcado residual del producido en la cruz tras la lanzada y acumulado en la cavidad del tórax por debajo de la altura de la herida.

Sólo tras un cierto tiempo transcurrido desde el hecho de la muerte y de una inmovilidad absoluta puede darse, en el volcado o derrame a través de la herida, la presencia de sangre coagulada y de suero de manera separada.

Así que cuando el soldado romano clavó su lanza en el cuerpo del Crucificado y Juan vio brotar sangre y agua, Jesús ya había muerto, y el hecho de su muerte queda reafirmado y testificado en la Sábana Santa.

Con respecto al primer punto, su absoluta falta de coherencia en la interpretación de los datos conocidos.

Miguel Lorente asume y re-asume la validez de los trabajos de Frederick T.Zugibe y Gilbert R.Lavoie, así como los de la mayoría de los expertos que han estudiado la Sábana desde la perspectiva de la patología forense, demostrando experimentalmente que el hecho de ser humedificadas e hidratadas las heridas en la limpieza del cuerpo permitió su transferencia clara y objetiva a la Sábana, pero se OLVIDA de comentar que los referidos trabajos son sobre "muertos", con un corazón que ya no bombea la sangre y en los que no hay circulación activa y no se producen hemorragias, sino exudación pasiva y/o volcado de sangre retenida.

Un cuerpo vivo, con circulación activa y sin maniobras de contención o taponamiento de las hemorragias en las heridas grandes (clavos y lanzada) y humectación añadida por el lavado a esas y a las pequeñas ( las de la flagelación y corona de espinas) habrían empapado de sangre toda la Sábana en escasos minutos.

Un puro disparate.

* J Delfín Villalaín es catedrático de Medicina Legal ( medicina forense para mejor entendimiento). Gran estudioso de la Sábana Santa y el Sudario de Oviedo.

José de Palacios Carvajal es cirujano de prestigio internacional e impresionante "curriculum". Ajeno al estudio de la Sábana Santa de la que tan sólo conocía su existencia, se involucra en su estudio en el 2006 al ser invitado a dar una conferencia en Roma sobre los aspectos médicos de la misma, heridas, fisiopatología de la muerte en la crucifixión, etc dada su enorme experiencia. En 2007 ha publicado un interesante libro, "La Sábana Santa. Estudio de un cirujano".

**Sólo se precisan 8-10 centímetros de penetración para alcanzar y perforar la aurícula derecha del corazón, repleta de sangre tras la muerte. Si se tiene en cuenta el "efecto acordeón", las estructuras internas se aplastan y ceden por la presión del instrumento punzante penetrando con gran fuerza y sin que el cuerpo pueda retroceder por apoyarse en un plano duro ( el madero de la cruz en este caso), esa penetración de 8-10 centímetros en el cuerpo puede conseguirse incluso con "menos" de 8-10 centímetros de lanza.

Respecto a las pretensiones de "desmayo" de Miguel Lorente, aún sin alcanzar el corazón, la perforación de la pleura se seguiría al retirar la lanza de una entrada de aire que colapsaría el pulmón, neumotórax, impidiendo su función respiratoria y provocando la que se denomina "respiración paradójica" de consecuencias rápidamente letales en ausencia de un tratamiento inmediato.


La teoría del desmayo (2)







Miguel Lorente, médico forense, es un moderno representante de la "teoría del desmayo", Jesús habría sobrevivido a la crucifixión al menos 42 días, hasta su "ascensión" en el Monte de los Olivos, un puro "escamoteamiento" pues últimamente parece decantarse por la existencia de un día 43 ¡y los que le siguieran!, un periodo indeterminado de tiempo..........

Me referí a él y a su falta de coherencia hace ya tres años, con ocasión de su libro "42 días", en el post que titulé "Carta abierta al doctor Miguel Lorente", mostrando su confusión entre lo que era "derecha" y lo que era "izquierda", no me referí entonces al núcleo de su hipótesis por ser realmente descabellado.

http://lasabanaylosescepticos.blogspot.com/2007/07/carta-abierta-al-dr-miguel-lorente.html

Vuelve a la descabellada hipótesis en su último libro "La mano del predicador" para confusión de sus lectores.

Confusión porque utiliza datos técnicos "ciertos o correctos", los que no le son propios, junto a datos "no ciertos o incorrectos", que le son propios, con lo cual el lector habitual se enfrenta a la dificultad de su distinción, correctos o incorrectos, en su carácter de lego, de "no médico".

Miguel Lorente se basa en sus "estudios" sobre la Sábana Santa para concluir que:

a) la rigidez muscular observada en el Hombre de la Sábana, condicionante de su postura, no es debida al "rigor mortis" *, sino al cuadro cínico de una muy severa y aguda hipocalcemia, siendo signo de ello la posición de las manos que él observa y que identifica como la denominada "mano de comadrón".

b) las marcas de sangre muestran signos de ser "sangre vital" y no sangre "post- mortem".

Si sus conocimientos sobre los "muertos" se me hacen francamente dudosos a tenor de la lectura de sus dos libros citados, no me cabe duda de su "grave olvido de la Medicina" en lo que respecta a los "vivos".

-El espasmo carpal o carpiano por hipocalcemia, intensa flexión tetánica de manos y muñecas, "mano de comadrón", no sólo NO se observa en las manos del Hombre de la Sábana sino que es totalmente INCOMPATIBLE con lo observado.

La "mano de comadrón" o "main d´accoucheur de Trousseau", descrita por el celebre médico internista francés Armand Trousseau (1801-1867), debe su nombre a su similitud con la posición que adopta la mano del obstetra para practicar el tacto manual apiñando sus dedos a manera de huso o cono.

[Para Miguel Lorente la "mano de comadrón", ya restablecido Jesús, dará paso a la "mano del predicador" por lesión del nervio mediano en su siguiente libro al que da título. En su momento comentaré ese nuevo disparate, ¡va de "manos"!......]

-Una hipocalcemia tan severa que diera lugar a la rigidez muscular generalizada que se observa en el Hombre de la Sábana y que Miguel Lorente acepta, habría producido un bronco-espasmo y laringo-espasmo de consecuencias inmediatas fatales por asfixia, así como un fatal trastorno de la contracción del corazón con fallo cardiaco. Muerte asegurada en pocos minutos.

-La hipocalcemia severa aguda es una situación de urgencia vital gravísima que SÓLO puede tratarse mediante aporte de calcio, amén de otros electrolitos de los que también se produce una depleción aguda como el potasio y el magnesio ( si éste no se corrige el calcio resulta ineficaz).

-Y ese calcio SÓLO puede administrarse en esas situaciones severas por vía INTRAVENOSA y bajo vigilancia electrocardiográfica, administración intravenosa de 10 a 20 ml de gluconato de calcio ( 90 a 180 mg de calcio elemental) a una velocidad menor a 2ml/minuto.

-Así que el diagnóstico de hipocalcemia aguda que hace Miguel Lorente para justificar la rigidez muscular generalizada del Hombre de la Sábana, pretendiendo escapar del "rigor mortis", además de no tener base objetiva en que sustentarse habría provocado la muerte en la cruz y no el pretendido desmayo, y sin ninguna posibilidad de "tratamiento".

* Ver mis entradas

http://lasabanaylosescepticos.blogspot.com/2007/06/la-gravedad-y-la-muerte.html#comments

http://lasabanaylosescepticos.blogspot.com/2006/07/la-evidencia-anatmica.html


miércoles, septiembre 29, 2010

La teoría del desmayo (1).










La teoría del desmayo, Jesús no murió en la cruz sino que, pese al severo castigo de la flagelación, coronación, crucifixión y lanzada en el costado, quedó tan sólo en un estado de inconsciencia del que se recuperó en la tumba, no es novedosa y "resucita" cada cierto tiempo.

En su versión "erudita" nace con los teólogos racionalistas alemanes.

El teólogo alemán Daniel Ernst Friedrich Schleiermacher (1768- 1834) apunta la posibilidad de que Jesús no hubiera muerto en la Cruz.

Karl Friedrich Bahrdt (1741-1792) la formulará en su trabajo "Ausführungen des Plans und Zweks (sic) Jesu" :

"... esta es mi opinión sobre la última parte de la historia de Jesús. Jesús había sido condenado a muerte: había sufrido todos los tormentos de un malhechor, todos los dolores de la muerte, pero sobrevivió a ellos - vino de la muerte a la vida - y salió de la tumba ... el tercer día después de su ejecución - como alguien totalmente restaurado y se mostró a sus discípulos como alguien que se revivió ...."

Karl Heinrich Georg Venturini (1768-1849) la presenta en su novela sobre la vida de Jesús "Natürliche Geschichte des Großen Propheten von Nazareth",1806.

Mantenida y ampliada por el teólogo alemán Heinrich Gottlob Paulus, profesor de la Universidad de Heidelberg, en su obra "The Life of Jesus as the Basis of a purely Historical Account of Early Christianity", 1828, parece sorprendente que un erudito pudiera escribir a ese respecto tantas barbaridades en tan pocas líneas.

La lanzada, que supone provocó tan sólo una herida superficial, tuvo los efectos terapéuticos de una sangría (se utilizaban todavía en la época del autor), que junto al frío de la tumba y los ungüentos aromáticos despertaron a Jesús a la plena conciencia. Obtuvo un vestido de jardinero....y a caminar.

Vivió con los discípulos 40 días al término de los cuales, sintiendo próximo su fin, los reunió en el Monte de los Olivos y aprovechando el paso de una nube y la colaboración de dos partidarios "secretos" vestidos de blanco, se apartó de ellos.

http://www.oldwritings.com/writings/schweitzer/chapter5.html

Esta visionaria teoría del desmayo, muy minoritaria dentro del criticismo bíblico alemán, encontró sin embargo eco en el movimiento islámico Ahmadiyya, fundado por Mirza Ghulam Ahmad (1835- 1908). Jesús sobrevivió a la crucifixión, viajó hasta Cachemira en busca de las "diez tribus perdidas de Israel", predicó entre los budistas, se casó, murió a los 120 años y su tumba se encuentra en Srinagar.

Su fundador, Mirza Ghulam, era el Mesías profetizado por las tres grandes religiones monoteístas. La Liga Mundial Islámica declaraba en 1974 que los ahmadí no eran musulmanes.

En 1957 se publica "Jesús nicht am Kreuz gestor-ben" (Jesús no murió en la cruz), en el que el autor, Kurt Berna, propone basándose en el estudio de la Sábana Santa a través de las fotos de Enrie (1931) que Jesús no había muerto en la cruz. Marcha a la India etc, etc, etc

Aquí es obligado hacer referencia a Nicolas Notovitch, aristócrata ruso y periodista nacido en Crimea en 1858 de padres judíos. Convertido al cristianismo, Iglesia Ortodoxa Griega, escribió "La vie incconue de Jesús-Christ en Inde et au Tibet" .Ed. Ollendorf. París, 1894 ( "La vida desconocida de Jesucristo en la India y el Tibet"), 1894. Jesús habría vivido en la India entre lo 13 y 29 años de edad y toda esa "historia" fue conocida por Notovitch durante su estancia en el monasterio tibetano de Hemis.

Y así tenemos todos los ingredientes precisos para el "Jesús vivió y murió en Cachemira" de Andreas Faber-Kaiser, 1976, "Jesus Lived in India" de Holger Kersten, 1986, "A search for the historical Jesus" de Fida M.Hassnain, 1994 y otros varios subidos al mismo "carro", gracias a los cuales hemos podido conocer que Pedro y Mateo acompañaron a Jesús por Persia, Afganistán, India y Asia Central, y que la madre de Jesús, María, quedó enterrada por aquellas tierras junto a Moisés.

El español Manuel Lorente se adscribe a la "teoría del desmayo en "42 días", 2007 y en "La mano del predicador", 2010, eso sí, sin viajes a la India.

Un nexo común a todos estos "autores" es la absoluta falta de coherencia .

¿Cristianos?

-Autotitulándose como "cristianos", ya sea protestantes, católicos u ortodoxos, niegan el núcleo fundamental de la Fe cristiana, la muerte y resurrección de Jesús.

(En el caso de los autores "ahmadistas" no se les reconoce su adscripción musulmana. Mezcla de islamismo, cristianismo e hinduismo, Ahmad es su nuevo profeta)

-Los apóstoles y discípulos de Jesús, contemporáneos a sus enseñanzas, pasan a ser "engañados" unos y "engañadores" otros, transmitiéndonos unos sucesos que nunca sucedieron a través de los Evangelios, Hechos y Epístolas.

Y que no sólo nos relatan una muerte no acontecida, sino toda una serie de apariciones imposibles de quien tuviera unos pies perforados por el clavo que los sujetó al madero. Apariciones a las santas mujeres, a los discípulos en el Cenáculo, a Tomás, a los de Emaús ¡caminando con ellos! y tras un "larguísimo paseo" de más de un centenar de kilómetros a Simón Pedro, Tomás, Natanael, los dos de Zebedeo y otros dos de sus discípulos ¡a orillas del mar de Tiberiades! (Juan 21, 1-14).

¿Cristianos dicen?. Incoherente.

-Ninguno autor aporta pruebas documentales, ninguna, y me refiero a textos que permitan ser estudiados porque contemplen o refieran esa supuesta presencia de Jesús tras su crucifixión, probando pues que no murió en el suplicio, en India, Tibet, etc, etc...

Negar la veracidad de un hecho, Jesús murió en la cruz, del que tenemos referencia a través de los textos de los discípulos de Jesús (Evangelios, Hechos de los Apóstoles y Epístolas), de historiadores romanos (Tácito), de historiadores judíos ( Flavio Josefo, Thallus), del Talmud hebreo, y afirmar la veracidad de su contrario, Jesús no murió en la cruz, sin poder aportar ningún texto que lo justifique es manifiestamente incoherente.

-Aceptar la autenticidad de la Sábana Santa e interpretar que en ella se muestran signos de vitalidad, ausencia de "rigor mortis" y manchas de sangre "vital", son otras de las graves incoherencias a añadir en estos autores respaldando la ignorancia.

Dada la condición de médico forense del último de los "autores" citados, Manuel Lorente, centraré en sus propuestas la continuación del tema que nos ocupa.