Algunos acusan a las organizaciones escépticas de ser una nueva Inquisición.
No me parece totalmente cierto.
Son los nuevos paladines de la razón, del pensamiento crítico, que vigilan las fronteras a veces difusas entre lo racional y lo irracional siempre prestas a ser transgredidas por infinitud de embaucadores con ánimo de lucro o de notoriedad que encuentran en la credulidad y en la ignorancia campos bien abonados para su actividad.
El problema, como sucediera antaño con las famosas Órdenes de la Caballería, es que a veces se exceden en su celoso cometido. El celo agnóstico, mejor ateo, juega en ellos el mismo papel como prejuicio que jugó en aquellos el celo religioso.
De esta manera surge el cuadriculado en el campo del escepticismo organizado.
Existen fenomenologías de muy difícil interpretación y aún más difícil explicación ante las que sólo caben dos posturas, ignorarlas o pretender estudiarlas. Para el escéptico no existen y el obrero de la ciencia raramente se cuestiona el acercarse a ellas, bien por verse superado bien por temor al desprestigio.¿ A quién ó a quienes corresponderá su estudio?
Están en la frontera de lo racional, o de lo irracional, como se prefiera....
Los escépticos organizados debieran ser más respetuosos con muchos hombres de la frontera, científicos o no, que intentan abrir camino en áreas poco y mal exploradas y que son sistemáticamente descalificados, si son científicos como magufos y si no lo son, como charlatanes.
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