Si de algún personaje histórico podemos tener casi
la plena certeza de que nos han llegado sus palabras, las que relatan los
Evangelios, durante su breve vida pública, ese personaje es precisamente Jesús
de Nazaret, el Hombre de la Sábana Santa.
La memoria individual tiene importantísimas
funciones, pero voy a referirme para lo que aquí interesa, al almacenamiento y
recuperación (rememoración) de HECHOS y de DICHOS en memorias entrenadas.
1/ El almacenamiento de HECHOS siempre tiene
carácter subjetivo, de manera que observadores distintos pueden almacenarlos de
muy distinta manera y su recuperación estar “contaminada” por múltiples
factores.
2/ El almacenamiento de DICHOS siempre tiene
carácter objetivo y observadores distintos almacenarán y recuperarán los mismos
de la manera correcta.
Tan sólo un pueblo, el JUDÍO, ha tenido a lo largo
de los siglos el exquisito cuidado de entrenar la memoria INDIVIDUAL, ya que en
ello se hallaba la base de su supervivencia como “Pueblo Elegido”.
Los niños judíos se iniciaban (y se inician) a
partir de los 3 años, recitaban las bendiciones de las distintas comidas,
algunas plegarias básicas y comenzaban a memorizar los versículos de la Torah.
[“Se la enseñarás a tus hijos y pronunciarás sus
palabras cuando estés sentado en tu casa, cuando vayas por el camino, cuando te
acuestes y cuando te levantes” (Deuteronomio).]
Jesús fue escuchado por los apóstoles, discípulos y
multitudes, así que para las memorias INDIVIDUALES el almacenar y el recuperar
sus palabras era casi, y nunca mejor dicho, como “un juego de niños”.
Carlos Otal, maest
No hay comentarios:
Publicar un comentario