viernes, junio 08, 2007

La gravedad y la muerte





Por gravedad me refiero a esa fuerza universal que, al igual que hace que la manzana desde el árbol caiga al suelo sin respetar siquiera que entre medias se halle la cabeza del mismísimo Newton, debiera haber hecho descender los brazos a los lados del difunto cuerpo del Hombre de la Sábana, sin respetar siquiera que se tratara del mismo Cristo, según la opinión de un estimado lector que me envía su comentario haciéndome la observación de que "...la gravedad procura poner todo en su sitio.....".
Así que he creído oportuno, tras la breve breve respuesta que di a su comentario, el hacer una más extensa explicación del "por qué" de la postura antigravitatoria que muestra nuestro maltratado "personaje", siempre a tenor de lo que de Él se aprecia en la Sábana.
La fuerza de la gravedad procura, en efecto, poner la cosas en su sitio.....en tanto que haya cesado la acción del "rigor mortis" y en tanto no se lo impida la existencia de fajas o vendas transversales.
Tras acontecer la muerte se instaura lenta y progresivamente un proceso de contracción muscular, la llamada rigidez cadavérica o "rigor mortis", que puede hacer, dependiendo de las circunstancias en que haya sobrevenido la muerte, que la postura que adopta el cadáver sea claramente antigravitatoria.
El aspecto atlético, musculado, que se aprecia en el Hombre de la Sábana es debido a la marcada contracción muscular de esa rigidez.
Se aprecian en efecto, a través de su imagen y como signos de una acentuada rigidez cadavérica, lo siguiente:
• La cabeza se halla flexionada hacia delante y la nuca está elevada y tensa.
• Los músculos esternocleidomastoideos, trapecio e inspiradores están rígidos, lo mismo que el deltoides.
• El tórax se encuentra dilatado, en inspiración forzada.
• Los músculos pectorales mayores se ven contraídos y salientes.
• La musculatura escapular se encuentra contraída y pegada a las costillas.
• El epigastrio está hundido y el hipogastrio está muy abombado y prominente.
• La musculatura dorsolumbar está tensa.
• Hay una acentuada lordosis lumbar .
• Los glúteos están intensamente marcados, especialmente el glúteo derecho.
• Las piernas están flexionadas, especialmente la pierna izquierda.
• El pie izquierdo está más hiperextendido que el pie derecho.
En los casos de muertes violentas en que el sistema muscular ha estado sometido a un gran esfuerzo ó a grandes tensiones, como puede resultar de la muerte por crucifixión, y máxime si previamente ha habido un severo castigo, la rigidez puede instaurarse muy rápidamente, a veces en pocos minutos.
En las muertes "más naturales" la rigidez cadavérica se inicia entre las 2-4 horas después de la muerte, alcanza su máximo a las 24 horas, inicia su desaparición a las 36-48 horas y termina a los 2 a 4 días.
La intensidad y la duración del "rigor mortis" están entre sí relacionados, de manera que cuando se inicia precozmente la rigidez suele ser menos intensa y más breve.
Existen otros varios cuadros de contracción muscular post-mortem distintos a la rigidez cadavérica y uno de ellos en particular, los demás no ofrecen dificultad al diagnóstico diferencial, merece especial atención, el denominado "espasmo cadavérico".
En el "espasmo cadavérico" la contracción muscular es inmediata a la muerte fijando la postura corporal que existía en el momento en que esta acontece, sin que exista la fase de relajación muscular previa que media entre la muerte y el inicio de la rigidez cadavérica con la que el "espasmo" se continúa. Está en relación con muertes violentas.
Con espasmo cadavérico previo al "rigor" o sin él, porque ya se hubiera instaurado precozmente este último, el crucificado debía tener una muy notable rigidez muscular al ser descendido de la cruz, de manera que se le tuvo que aplicar una cierta fuerza para vencerla y colocar el cuerpo en la posición más adecuada posible para el amortajamiento.
[En las salas de autopsia puede ser considerable el esfuerzo necesario para vencer la rigidez ya establecida , lo que conlleva con cierta frecuencia el producir roturas fibrilares, luxaciones y malposiciones articulares en el cadáver sobre el que se va a iniciar la necropsia]
Los signos indudable del "rigor mortis" en el Hombre de la Sábana atestiguan además dos hechos:
1.- La existencia de una muerte real.
2.-La inexistencia de signos de descomposición del cadáver, que siguiendo la llamada "regla de Brouardel" sólo se inicia cuando la rigidez desaparece.
¿Ignoran esos farsantes "autoproclamados escépticos" los hechos que acontecen en el cuerpo humano* a partir de que la muerte hace su acto de presencia ......?
¿Cómo se permiten desde la ignorancia o el engaño el hablar de posturas posibles o imposibles?
Vencida la rigidez de los miembros mediante la aplicación de una fuerza externa, estos recuperan la flacidez, pero en el término de unas pocas horas, 4 a 6, la rigidez vuelve a instaurarse aunque de forma menos manifiesta.
Es costumbre desde tiempo inmemorial y en evitación de grotescas posturas que el "rigor mortis" haga adoptar al cadáver, la utilización de vendas, bandas, fajas o similares que produzcan una contención adecuada para evitarlas, una vez colocado el cadáver en la posición más estética posible desde el punto de vista de cada cultura.
En el caso que nos ocupa, un crucificado previamente maltratado, con "rigor" pues manifiesto al ser descolgado, la utilización de vendas de contención una vez vencida en lo posible la intensa rigidez previa de hombros y miembros, parece obligada, máxime quedando el cuerpo desnudo.
Así que la posición antigravitatoria de nuestro Hombre quedaría doblemente fijada, por el "rigor mortis" y por la existencia de vendas, aunque fueran mínimas en su número.
Sobre vendas trataré en un próximo artículo.

* Además de su interés en el terreno de la medicina forense, el "rigor mortis" cobra una gran importancia en la industria cárnica, que ha tenido que desarrollar métodos para el tratamiento de las carnes de los animales recién sacrificado que deban ser congeladas de inmediato.