jueves, agosto 16, 2012

Una intuición...





Cualquiera que haya sido el mecanismo de formación de la imagen, natural o sobrenatural, de naturaleza física o de naturaleza química, la imagen es posible (y muy probable) que haya tenido un periodo de latencia de meses, años e incluso siglos.

Tanto los experimentos del ENEA con radiación UV (hipótesis física), como la "para mi improbable" reacción de Maillard propuesta por Rogers (hipótesis química) contemplan periodos de latencia en la aparición del COLOR.

¿Siglos?

Incluso la propuesta excéptica lo contempla; para el profesor de química Luigi Garlaschelli, para quien la imagen fue en principio una PINTURA, las impurezas ácidas acompañantes del pigmento ocre rojo con el que se pintó la imagen serían las responsables de la oxidación-deshidratación de las fibrillas del lino que proporcionan el color amarillo de las fibras que configuran la imagen ACTUAL, que sería muy distinta de la pictórica original.

¿Qué cabría esperar de una imagen que hubiera tenido un periodo de latencia de siglos?

- Una Sábana que no mostraría imagen en principio, sino sólo las manchas de sangre.

- La cabeza y el rostro sería lo primero en ser reconocible al cabo de unos siglos en tanto el resto de la figura no sería todavía interpretable como tal figura corporal, (sólo una imagen del rostro producto del sudor y de la sangre de un Jesús vivo) aunque se iría abriendo la idea de que la gran mancha de sangre sería consecuencia de la lanzada en el costado y se relacionaría con las otras manchas de sangre de la Sábana.
(no hay elementos de juicio para sospechar que los ojos están cerrados)

-Las primeras interpretaciones no habrían pues relacionado la sábana con una mortaja funeraria al no ser reconocible la figura corporal, ya que sólo después del año mil, y ya en Constantinopla toda la imagen TERMINARÍA siendo visible y siendo reconocible como mortaja funeraria, la Sábana de Constantinopla.

Bajo esta óptica, una imagen latente que tardó varios siglos en empezar a ser visible y varios siglos en completarse, las contradicciones entre las diversas narraciones parecen ya no ser tales y se entendería perfectamente la evolución de la iconografía al respecto con anterioridad al 1350.

Creo que deber ser estudiada esta posibilidad que me surgió como "intuición".