miércoles, octubre 20, 2010

La teoría del desmayo (3)







Con respecto a las marcas o manchas de sangre, observamos en los argumentos de Miguel Lorente:

1.- Una falta absoluta de coherencia en su interpretación de los datos conocidos.

2.- Elude el estudio de la sangre procedente de la herida del costado derecho, clave en el diagnóstico de "sangre pos-mortal".

3.- Miente de manera descarada cuando alude a la interpretación que hacen los expertos de esa herida "post-mortem" del costado derecho, la lanzada, pretendiendo hacer creer a los lectores que los expertos consideran a esa herida como recibida en vida.

Comienzo por el tercer punto porque es grave y clarifica la manera de argumentar de Miguel Lorente.

Participó en la última Conferencia Internacional sobre la Sábana de Turín celebrado en Columbus, Ohio, del 14 al 17 de agosto de 2008, en la que presentó su hipótesis del desmayo bajo el título “A Global Forensic Analysis of the Elements of the Shroud of Turin: Compatibility Between the Evidences of Vitality and Absence of Signs of Death on the Cloth”.

Al final de la Conferencia Internacional se elaboró un trabajo resumen respecto al tema que nos ocupa por Faccini, Carreira, Fanti, Palacios Carvajal y DelfínVillalaín* bajo el título:

"The Death of the Shroud Man: An Improved Review" ( La muerte del Hombre de la Sábana: una revisión mejorada), del que doy el link para que los lectores puedan verificar su contenido

http://ohioshroudconference.com/papers/p07.pdf

Este trabajo concluye con un Apéndice dedicado a la hipótesis de Miguel Lorente con la refutación de sus propuestas.

No obstante refutadas y para confusión de sus lectores, sobre este trabajo, "The Death of the Shroud Man: An Improved Review", escribe Manuel Lorente:

"Según el referido trabajo, las diferentes lesiones sufridas durante la pasión y crucifixión ocasionaron una serie de alteraciones fisiopatológicas que condujeron a la muerte, entre ellas destacan las ocasionadas por la lanzada en el hemitórax derecho, que originó un hemotórax derecho que agravó el cuadro de shock y condujo a la muerte". La mano del predicador, 2010, Santillana Ediciones Generales S.L, p.68

Lo que es absolutamente falso pues en todo momento mantiene el referido trabajo que la herida del costado se produjo cuando Jesús ya estaba muerto.

Veamos y con ello comento al tiempo el segundo punto, en el que Miguel Lorente elude el estudio de la sangre procedente de esa herida y producto de la lanzada.

La herida, que está situada en el quinto espacio intercostal derecho, tiene forma de óvalo alargado de unos 4´4 centímetros de largo y 1´5 centímetros de ancho, sus bordes o labios están abiertos como si el agente causante hubiera penetrado en profundidad** y no presentan signos de retracción vital como acontece en el vivo.

Esta herida ha producido una mancha de sangre y suero de 6 centímetros de ancho y 15 centímetros de largo por la cara frontal y se prolonga por el dorso o espalda en unos largos regueros horizontales que indican que el cuerpo estaba en posición horizontal cuando se produjo su derrame bien al transportarlo hacia el sepulcro o bien cuando se limpiaba y preparaba su cuerpo según los ritos funerarios.

[El cuerpo era lavado, en presencia de sangre sólo podía lavarse la derramada en vida en tanto que la derramada tras la muerte no podía lavarse; en el caso en que fuera dudosa de si la sangre era vital o era post-mortem, podía limpiarse en el volumen total de una pequeña y determinada medida].

En el individuo vivo no puede producirse esa separación distinguible, brotando de la herida, de sangre y "agua", suero realmente, que relata el evangelista; sólo en el individuo muerto podría producirse esa separación visualmente distinguible del suero desde la sangre acumulada y por sedimentación de la misma, si bien podría existir un añadido seroso procedente de su acúmulo en la pleura, en el pericardio e inclusive de ambos.

En la cara frontal o ventral de la imagen del Hombre de la Sábana se observa el volcado o derrame de sangre roja (coágulos con incluso anillos de retracción de la fibrina) y las manchas amarillas del suero, ambos son volcado residual del producido en la cruz tras la lanzada y acumulado en la cavidad del tórax por debajo de la altura de la herida.

Sólo tras un cierto tiempo transcurrido desde el hecho de la muerte y de una inmovilidad absoluta puede darse, en el volcado o derrame a través de la herida, la presencia de sangre coagulada y de suero de manera separada.

Así que cuando el soldado romano clavó su lanza en el cuerpo del Crucificado y Juan vio brotar sangre y agua, Jesús ya había muerto, y el hecho de su muerte queda reafirmado y testificado en la Sábana Santa.

Con respecto al primer punto, su absoluta falta de coherencia en la interpretación de los datos conocidos.

Miguel Lorente asume y re-asume la validez de los trabajos de Frederick T.Zugibe y Gilbert R.Lavoie, así como los de la mayoría de los expertos que han estudiado la Sábana desde la perspectiva de la patología forense, demostrando experimentalmente que el hecho de ser humedificadas e hidratadas las heridas en la limpieza del cuerpo permitió su transferencia clara y objetiva a la Sábana, pero se OLVIDA de comentar que los referidos trabajos son sobre "muertos", con un corazón que ya no bombea la sangre y en los que no hay circulación activa y no se producen hemorragias, sino exudación pasiva y/o volcado de sangre retenida.

Un cuerpo vivo, con circulación activa y sin maniobras de contención o taponamiento de las hemorragias en las heridas grandes (clavos y lanzada) y humectación añadida por el lavado a esas y a las pequeñas ( las de la flagelación y corona de espinas) habrían empapado de sangre toda la Sábana en escasos minutos.

Un puro disparate.

* J Delfín Villalaín es catedrático de Medicina Legal ( medicina forense para mejor entendimiento). Gran estudioso de la Sábana Santa y el Sudario de Oviedo.

José de Palacios Carvajal es cirujano de prestigio internacional e impresionante "curriculum". Ajeno al estudio de la Sábana Santa de la que tan sólo conocía su existencia, se involucra en su estudio en el 2006 al ser invitado a dar una conferencia en Roma sobre los aspectos médicos de la misma, heridas, fisiopatología de la muerte en la crucifixión, etc dada su enorme experiencia. En 2007 ha publicado un interesante libro, "La Sábana Santa. Estudio de un cirujano".

**Sólo se precisan 8-10 centímetros de penetración para alcanzar y perforar la aurícula derecha del corazón, repleta de sangre tras la muerte. Si se tiene en cuenta el "efecto acordeón", las estructuras internas se aplastan y ceden por la presión del instrumento punzante penetrando con gran fuerza y sin que el cuerpo pueda retroceder por apoyarse en un plano duro ( el madero de la cruz en este caso), esa penetración de 8-10 centímetros en el cuerpo puede conseguirse incluso con "menos" de 8-10 centímetros de lanza.

Respecto a las pretensiones de "desmayo" de Miguel Lorente, aún sin alcanzar el corazón, la perforación de la pleura se seguiría al retirar la lanza de una entrada de aire que colapsaría el pulmón, neumotórax, impidiendo su función respiratoria y provocando la que se denomina "respiración paradójica" de consecuencias rápidamente letales en ausencia de un tratamiento inmediato.


7 comentarios:

Dani dijo...

Hola, es un auténtico placer poder leerle. Tengo una pregunta si no le importa responderme. ¿A qué parte de la Síndone corresponden las marcas que están en la tercera imagen que ha mostrado en esta entrada del blog?
No estaría mal y le reto a ello (olvido si ya lo ha hecho) a abordar el tema sobre la melena de Cristo. A mi entender no veo la explicación de que si en la época de Jesús se estilaba el pelo corto, excepto entre los nazareos, la imagen que se haya difundido de Cristo sea siempre con melena larga. ¿Pudo ser la Síndone la inspiración en los primeros siglos? No se, me parece un tema interesante y que aportaría mucho al estudio de la Síndone.
Gracias y siga escribiendo. Si no tiene tiempo me puede encargar a mi las otras cosas que tenga que hacer :)

Otro Victor dijo...

A ver si se enteran los de SANTILLANA y queman todos los ejemplares de ese libro. Yo, que no soy médico, entiendo perfectamente tu argumentación, así que él:

1. o bien intenta confundir (engañar) a los lectores (y los de SANTILLANA no pueden permitir que la gente gaste su tiempo y dinero (escaso) en un libro mentiroso, y por tanto, lo deberían retirar del mercado)

2. o bien el tal Lorente es un inútil ignorante al estilo Pajín (y una editorial como SANTILLANA no puede caer tan bajo).

En resumen: ante la mala fe o la ignorancia, la única salida es que a los lectores (si los hay) les devuelvan el dinero.

Nacho dijo...

Estimado Maest,

Antes de nada agradecerle que plasme en este blog los motivos por los que es improbable la hipótesis del Dr. Lorente, y la información acerca del trabajo de Carreira, Delfín Villalaín y otros, realizado en el congreso de Ohio.

Lo cierto es que llevo un tiempo indagando acerca de la hipótesis de Lorente, que en principio, como cristiano rechazo. No obstante esto, la fe verdadera no puede ser contradicha por la razón, por lo tanto, es de vital importancia para los cristianos que creemos en la autenticidad de la Síndone que se pueda contraargumentar la hipótesis del Dr. Lorente de una manera científicamente sólida, pues esta -científica- es la naturaleza de su propuesta.

Hace un tiempo ya le pregunté por el asunto de sus últimas entradas, y usted prometió tratarlo en el blog. Me alegra comprobar que ha cumplido su palabra, y lo ha hecho publicando varias entradas. Ahora bien, hay algo que afirma que no comprendo muy bien y espero qiue usted me pueda aclarar.
Dice Ud:
"En el individuo vivo no puede producirse esa separación distinguible, brotando de la herida, de sangre y "agua", suero realmente, que relata el evangelista; sólo en el individuo muerto podría producirse esa separación visualmente distinguible del suero desde la sangre acumulada y por sedimentación de la misma, si bien podría existir un añadido seroso procedente de su acúmulo en la pleura, en el pericardio e inclusive de ambos."

Significa esto que se podría ver mnanar sangre y "agua" del costado de Jesús estando éste vivo por la existencia de un acúmulo seroso en la pleura, pericardio o ambos?

Graciss por su tiempo y que Dios le bendiga.

maest dijo...

Estimado Otro Víctor, agradezco todos tus comentarios. Si hubiera que deshacerse de todos los libros que cuentan mentiras las bibliotecas que daría semivacías....Los libros de Lorente aportan datos correctos bien conocidos e interpretaciones incorrectas propias....más alguna mentira como supone decir que en un trabajo los autores afirman un hecho cuando lo que hacen es negar ese hecho.

Estimado Platypus, la teoría de la "doble superficialidad de la imagen" de Giulio Fanti y Roberto Maggiolo fue publicada en 2004, aceptada por la mayoría de los expertos y criticada por otros. Es interesante, me referiré a ella y a cual es mi criterio en un plazo discreto de tiempo. Muchas gracias por tu interés.

Estimado Dani, gracias por tus elogios. Las imágenes por las que te interesas están situadas en el "trasero", más o menos, hablando llanamente, sobre el culo. Creo que merece la pena ampliar el tema y así lo haré. El tema de los cabellos es muy especulativo y creo que su interés es puramente iconográfico, incluyendo el "signo 15 de Vignon", lo tengo estudiado hace tiempo, incluso con aspectos no referidos, y lo trataré.

Nacho dijo...

Estimado maest, no me ha respondido a mi pregunta:

"se podría ver manar sangre y "agua" del costado de Jesús estando éste vivo por la existencia de un acúmulo seroso en la pleura, pericardio o ambos?"

Gracias por su tiempo y que Dios le bendiga.

maest dijo...

Estimado exceed73:

En relación con el relato evangélico, lo que Juan vio, no conozco ninguna situación en el vivo en que una herida penetrante en el tórax pudiera dar lugar a una hemorragia y de manera independiente o visualmente distinguible la efusión de un derrame seroso, ya proceda de la pleura, del pericardio o de ambos.

En relación con nuestros conocimientos sobre la Sábana Santa, lo que en ella vemos u observamos, no conozco ninguna situación en el vivo en que una herida penetrante en el tórax pudiera dar lugar a un volcado de coágulos y un volcado de suero claramente distinguibles.

Como Miguel Lorente tampoco las conoce elude interpretar el relato evangélico, al igual que elude interpretar lo que al respecto SI reconoce ver y distinguir en la Sábana, porque el interpretarlo le llevaría a un "callejón sin salida", incompatibilidad con la vida.

La hipótesis de Miguel Lorente no es científica, es un disparate, pero ya que el tema le "inquieta" desarrollaré este comentario "más largamente" en el próximo post.

Un cordial saludo.

Nacho dijo...

Muchas gracias maest por su respuesta, no necesito más para aclarar mis dudas respecto al carácter postmortem de la herida en el costado, aunque tenga por seguro que leeré su próximo post con el mayor interés.